El carbón no va a volver ni se construirán nuevas centrales nucleares. Lejos de lo que se puede pensar la crisis energética impulsa a las renovables como solución definitiva a los combustibles fósiles hacia un futuro verde y limpio.
Aunque ahora algunos lo vean todo negro como el carbón, el futuro sigue siendo verde. La crisis energética ha supuesto la búsqueda de nuevas soluciones, pero no serán contaminantes. Los combustibles fósiles tienen los días contados y lo seguirán haciendo. El carbón no va a volver ni tampoco las nucleares. Otra cosa es que temporalmente y ante una situación de emergencia se pueda reabrir alguna de las centrales térmicas que se han cerrado de forma más reciente. No se van a construir otras nuevas porque es inviable… Siempre respuestas sostenibles. Hasta ahora cuando las renovables no estaban disponibles para generar electricidad se utilizaba gas. Rápido, versátil, pero ya no es tan barato como antes. Por eso, les ha llegado el turno a las baterías. Ahora las mayores inversiones si se habla de energía se están realizando en almacenamiento.

También son el mayor desafío. Sobre todo, desarrollarlas lo más rápido posible para prescindir cuanto antes de gas, petróleo… El mundo entero sigue apostando por las renovables. Incluso, de forma más firme y decidida. Son el futuro y también el presente. Definitivamente han llegado para quedarse y la guerra en Ucrania, lejos de suponer un paso atrás, está afianzando esta posición. Tal y como ha contado Jorge Morales de Labra en España vuelta y vuelta de RNE está acelerando su posición. Error de cálculo de Rusia porque ha mostrado, todavía más si cabe, la necesidad de reducir lo antes posible la dependencia de los combustibles fósiles. Hoy mejor que mañana… Cada país tiene su propio calendario y plazos de descarbonización y ahora se va a producir incluso más pronto de lo planeado.
Es decir, que ante la mayor crisis energética de los últimos 40 años no se ha retrocedido ni vuelto a estas materias primas. De eso, nada de nada. Más bien todo lo contrario. Especialmente en Europa lo que se ha hecho es seguir el camino hacia delante. Prohibido hacer paradas o coger desvíos. La forma más rápida de llegar al destino es la línea recta o la parábola si se trata de aviones. Aun así, no es fácil. No es posible cambiar el sistema energético de un país, y menos de un continente, de la noche a la mañana. Eso sí, estaba previsto que la transición durara unos 30 años y ahora lo más probable es que lleve la mitad de tiempo. Todo esto está acelerando sustancialmente las inversiones en materia renovable. Muy buenas noticias para el planeta porque además supone una importante ventaja desde el punto de vista climático.

Por cierto, algo innegable a estas alturas. Hasta ahora no se había visto olas de calor en verano que duraran cinco semanas seguidas. Tampoco incendios como los que están arrasando no solo España sino todo el continente durante este año. Sin embargo, no acaba ahí la cosa. Más bien es el punto de partida porque los científicos ya están advirtiendo que el de 2022 será el más fresco de las próximas dos décadas. Es decir, como otras muchas veces, lo peor está por venir. Algo que, sin duda, tiene mucho que ver con la energía. Es el principal foco emisor de gases de efecto invernadero o, lo que es lo mismo, el principal precursor del cambio climático.