Tan importante como hacer un correcto dimensionamiento del aire acondicionado es contar con la tarifa adecuada para ponerlo luego a funcionar. Lo primero es sencillo con la regla del 100 y lo segundo más barato con una variable.
Hay pocas cosas que todo el mundo sabe. Lo más básico es lo que mejor se enseña porque es la base sobre la que luego se asientan los conocimientos posteriores y el mejor ejemplo son las tablas de multiplicar. Da igual el tiempo que pase que siempre se recuerdan porque su utilidad es fundamental. Sirven para todo, y cuando se dice todo es de verdad. Incluso para cosas que ni se habían imaginado nunca cuando se aprendieron. También ahora cuando en plena ola de calor muchos son los que se plantean instalar por fin el aire acondicionado y al hacerlo siempre surge la misma duda… ¿cuáles deben ser sus características? Por ejemplo, ¿para una casa de 75m2 son suficientes 8.000 frigorías? ¿Es correcto? ¿Cómo averiguarlo y cuál es su importancia?
Para saberlo hay dos formas de calcularlo. La técnica y la de así a ojo que es la que se aplica en la mayoría de los casos. No es la más exacta, pero puede funcionar. Tan sencillo como multiplicar por 100 los metros cuadrados de la vivienda y eso no es otra cosa que la tabla del 100. O la del 10 añadiéndole un 0 al final. Por eso, en el caso anterior el cálculo de la potencia de la instalación sale un poquito superior. No está del todo mal, pero tampoco es que sea el método más correcto para averiguarlo. Para hacerlo bien hay que tener en cuenta otros muchos factores más entre los que destaca el aislamiento, la orientación o la altura… porque no es lo mismo para un ático al que le da el sol directamente durante todo el día que para un bajo.
La regla más básica de calcular el dimensionamiento de una instalación de aire acondicionado para una vivienda es añadir dos ceros a los metros cuadrados, aunque no es el método más científico o adecuado para determinarlo.
Tampoco es lo mismo si hay ventanas con doble acristalamiento con rotura del puente térmico o si por el contrario son de vidrio simple. Es decir, normales y corrientes. Del mismo modo también influye si en los muros hay cámara de aire o están aisladas con lana de roca. Hay muchos matices, pero en general se puede decir que la regla del 100 es la más habitual para hacer un dimensionamiento aproximado de la potencia que se necesita. Importante hacerlo de la forma más precisa posible porque cuanto mayor cantidad de frío produzca mayor será el consumo de energía y, por tanto, la factura eléctrica. Tan determinante como contar con una tarifa adecuada para no llevarse sorpresas y en estos momentos las más competitivas son las variables.
Ahora mismo la mejor tarifa a precio fijo está en unos 17 céntimos por kWh y tienen la ventaja de que no hay que estar pendientes del reloj. Se paga siempre lo mismo. Siempre de más. Por el contrario, con las variables se pueden aprovechar mejor las horas más baratas. Precisamente, en las de más calor, cuando hay que poner el aire acondicionado, y los fines de semana puede llegar a costar 5. Solo durante las primeras horas de la noche puede subir hasta los 20. Entonces, está claro. No hay que darle más vueltas salvo en el extraño caso de que se consuma toda la energía entre las 9 y las 11 de la noche. Algo que es muy difícil porque es cuando la temperatura empieza a bajar y ya no hace falta climatización. También porque el frigorífico está siempre conectado y es el que más gasta de todos.
