¡Hasta el 31 de diciembre de 2022! Muchas son las medidas de ahorro que se han puesto en los últimos meses, pero la mayoría tienen fecha de caducidad. ¿Cuáles deberían seguir o suprimirse?
El bote de mostaza del fondo de la nevera es el mejor ejemplo. Lleva ahí desde siempre. Es casi ya como parte de la familia. Desde que se compró el frigorífico o incluso de antes. Nadie lo sabe con seguridad y, sin embargo, en todo momento parece estar en buenas condiciones si se agita bien. La mejor demostración de la confusión que hay entre la fecha de caducidad y de consumo preferente porque a otros productos se les nota en seguida que ya no son aptos. Así, con las medidas de ahorro energético pasa un poco lo mismo. Les ha llegado la hora. Solo hasta el 31 de diciembre de 2022. Algunas se ha demostrado que ya no sirven y otras en cambio podrían seguir funcionando un poco como el kétchup que convive junto a la mostaza. Por eso, ha llegado el momento de decidir con cuales seguir adelante.
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Importantes decisiones porque afectan a millones de personas. Por ejemplo, se trata de la ayuda de los 20 céntimos a los combustibles; de la rebaja de todos los impuestos energéticos y no solo del IVA; del aumento del salario mínimo interprofesional y también de las pensiones; o de qué hacer con las hipotecas ante la subida de los tipos de interés. No es poca cosa.
“… Y ahora cuando estamos viendo que en la evolución de la inflación… los precios de la energía están cada vez más controlados… también se van a incorporar mecanismos para contener la evolución de los precios de los alimentos…”. Pedro Sánchez.
Pero antes de todo eso, lo primero que hay que decidir es sobre la rebaja de los 20 céntimos de los combustibles. No parece que se vaya a prorrogar tal y como está contemplada. Tiene fecha de caducidad. La razón es sencilla. Los precios han bajado y, además, es la medida más cara de todas. Costaría algo más de 6.700 millones de euros de prorrogarse durante todo 2023. Aun así, quizá se mantenga exclusivamente a profesionales del sector del transporte.
Sin embargo, con el gas y, sobre todo, con la electricidad es un poco más complicado. También hay que estudiar si se mantienen las medidas que se pusieron ante la subida de los precios y aquí hay varios aspectos a tener en cuenta. Por un lado, está la bajada del IVA al 5% para las dos fuentes de energía o si continúa suspendido el impuesto a la generación. Rebajas que están un poco en el aire porque la luz ha bajado de forma muy notable. Sí, desde que se creó y se puso en marcha el ya famoso tope al gas de la excepción ibérica. De hecho, se podría esperar hasta la decisión de la Unión Europea. Por cierto, una propuesta que ha sido dirigida especialmente por España y que, de momento, no se sabe la resolución.
“… impuesto del 33% sobre los beneficios extraordinarios de las distribuidoras… tendrán efecto disuasorio para que no incrementen el precio de los productos… ya están planteadas en países como Portugal con muy buenos resultados”. Pablo Fernández.
También quedan por definir las ayudas a las rentas más bajas y a las familias vulnerables. Y aquí si se habla de energía hay que mencionar el bono social, aunque lo que más importa es el salario mínimo interprofesional. En este último caso hay un compromiso para que a lo largo del año que viene se incremente hasta en un 60%. A simple vista demasiado, pero parece una previsión demasiado optimista e irrealizable. También si se prorrogan las ayudas de 200 euros. Importante porque las perciben mas de 2,7 millones de personas. Eso sí, la medida estrella para tratar de controlar la inflación va directamente al precio de los alimentos. España es de los países que más han subido de Europa. ¡Más del 15% en los últimos meses! Necesita de medidas urgentes y lo más importante, precisamente, sin fecha de caducidad para que permanezcan en el tiempo.