La excepción ibérica era la envidia de Europa y por eso ahora todos quieren poner tope a las renovables y nucleares. Sin embargo, al convertirse lo que era excepcional en general, puede acabar perdiendo eficacia en España.
Es un hecho. La excepción ibérica, aunque aún haya quien piense lo contrario, ha contenido el precio de la luz. Sigue subiendo, arrastrado por el del gas, pero mucho menos que en el resto de países vecinos. Por eso, ha sido y sigue siendo la envidia de Europa. Todos en Europa la quieren para sus propios mercados. Eso sí, eso no quita que haya aparecido una nueva línea en el recibo que aparentemente lo encarezca. Además, hay que tener cuidado porque puede ser mucho mayor que el resto de los conceptos juntos. Más que el propio consumo. Por un lado, la medida es positiva, pero tiene esta contraparte. En cualquier caso, favorece el ahorro. Al final compensa, aunque desde que se puso en marcha las facturas hayan sido las más altas de la historia.
También hay buenas noticias… Y es que, como ha recordado Jorge Morales en El programa de Ana Rosa de Telecinco, ahora sí, en lo que va del mes de septiembre, el precio está bajando. Así, se espera que los próximos recibos que lleguen a las casas sean sensiblemente más baratos. Más baja que la de agosto, por ejemplo, aunque ya era de las altas. La cuestión está en que sin la excepción ibérica y la famosa compensación al gas hubieran seguido creciendo. Por este motivo, ha llegado hasta Bruselas la propuesta de poner un tope a las renovables. Algo muy parecido. No es exactamente lo mismo, pero casi, casi. Importante, porque la diferencia de precio entre las diferentes tecnologías puede ayudar a rebajar las facturas. Eso sí, con un matiz porque ahora va y dice la Comisión Europea que ese ahorro que se obtenga hay que repartirlo entre todos.
La excepción ibérica fue pensada fundamentalmente para reforzar la protección de los consumidores con un nivel de exposición más alto a la evolución del mercado mayorista de electricidad.
Similar a lo que se puso en marcha en España el pasado mes de junio. Desde esa fecha se lleva topando, o mejor dicho, limitando el precio de la electricidad producida con fuentes renovables y nucleares, pero aún no se sabe cómo lo harán. Se desconoce el cómo y eso genera problemas. No todos los países de Europa tienen el mismo grado de implantación de renovables que en la península ibérica… La razón de fondo, entre otras, por la que se pudo poner en marcha la excepción. La mayoría de los estados miembros de la UE tienen muchas menos. Por eso, ahora hay cierta preocupación en Europa.
Todo porque lo que se recaude, y son más de 170.000.000.000 euros, se tiene que destinar a reducir los recibos de energía. Sobre todo, de los consumidores vulnerables. Así que algunos podrán destinar a este fin una cantidad mayor de dinero que otros. Es decir, que en algunos sitios no tendrán tantos recursos para aliviar las facturas. Este es el motivo por el que se está pensando en crear un fondo de solidaridad. Si finalmente se aprobase acabaría perjudicando a países como España. Más que nada porque parte de la rebaja que se está obteniendo con el tope del gas y la excepción ibérica habría que compartirla con otros vecinos europeos. En otros lugares se daría la situación a la inversa. Tendrían mejor suerte porque como no tienen casi renovables la aportación española les vendría realmente bien. Aún habrá que esperar.
