No es una adivinanza, pero forma parte del paisaje y, sin embargo, pasa totalmente desapercibido. Lo primero que se trata de evitar en las fotografías, aunque es el responsable de llevar la luz a todas las casas.
Juegos para un viaje en tren y también en coche, pero solo si es eléctrico. Todo parece cobrar un nuevo y único sentido con la velocidad y desde la ventanilla. Electricidad que genera movimiento. Desde las nevadas cumbres de las montañas hasta los amarillos campos de cereal antes del final del verano o la simetría de los olivares del Sur. Cada valle, río, árbol, colina, roca forma parte indivisible del paisaje. Sin embargo, con el tiempo será imposible recordarlo con todo lujo de detalles. Bien por irrelevantes o bien porque pasaron desapercibidos en su momento. No se trata de una postal. Pues seguro que uno de ellos son los cables de alta tensión que surcan el horizonte. Se está tan acostumbrado a verlos que no solo no llaman la atención, sino que son lo primero que se trata de ocultar al hacer una fotografía.
¡A vista de pájaro! La red eléctrica recorre España a través de más de 43.000 kilómetros de cables de alta tensión que se encuentran a una altura media de unos 40 metros.
Sin misterios, suspense y enigma, han perdido todo el encanto y eso que son los responsables de uno de los mayores milagros de la Historia. Electricidad recién producida, al instante, en todas partes y con solo pulsar un botón. Más difícil imposible. Pues ese truco tampoco sorprende ya. La fuerza de la costumbre, ¿no? Tanto es así que últimamente la única duda que suele suscitar es la de si es peligroso vivir cerca del tendido. Eso, y cuando no se hace la luz. La respuesta a la primera la ha dado Jorge Morales de Labra en el programa A vivir que son dos días de Cadena SER. Y a no ser que se viva justo debajo de los cables, no hay riesgo alguno. Así lo aseguran cientos de estudios que han investigado sus campos electromagnéticos durante más de medio siglo. Nada, pero otra historia son ya las antenas de telefonía.
De pájaros va la cosa. A la hora de construir la red eléctrica se tienen en cuenta criterios medioambientales como los corredores migratorios de aves y en las zonas de paso colocan en el tendido los llamados salva pájaros de intenso color naranja.
La clave de que estos cables sean visibles a lo largo y ancho de la geografía tiene mucho que ver con la dificultad para almacenarla. Está en su propia esencia y, por eso, es un sector estratégico. Tampoco es cierto que sea imposible, pero es realmente complicado. Todo el mundo ha tenido una pila alguna vez en la mano. Pues lo mismo, pero a lo bestia. La buena noticia es que cada vez hay más tecnologías que casi lo hacen realidad. Aquí es donde viene lo del coche eléctrico. Energía que se mueve como los electrones a lo largo de toda la red. Eso sí, a mucha menor velocidad, aunque la autonomía ha mejorado y mucho. Difícil, pero posible y, al fin y al cabo, estratégico. De vital importancia. Por eso está gestionada por un organismo público que, también, asegure que la demanda es siempre igual a la oferta.
Por la red eléctrica circulan juntos todos los electrones, de origen renovable y de combustibles fósiles, sin posibilidad de diferenciarlos. Así que comprar energía 100% verde no quiere decir que la que llega a los enchufes lo sea.
Todo para que no se apague nunca la luz. Pues, aun con todo, es posible quedarse sin suministro. Sí, y eso que se trata de garantizar con la conocida regla de n-1. Eso significa, ni más ni menos, que todos los elementos de la red están duplicados. Todos. Está bien pensado. Al fallar una de las partes automáticamente hay otra igual que la sustituye. Así, normalmente ya va bien. Sin embargo, todo el mundo será capaz de recordar al menos un apagón. Casi nada comparado con otros países en los que la luz viene y va varias veces por semana. Estados Unidos, por ejemplo, no hace falta ir más lejos. Nada que ver.
Allí, lo normal es tener un generador en casa por lo que pueda pasar. Distancias larguísimas, gran separación entre viviendas que hace que los cables, en su mayoría vayan colgados, y no soterrados, y unas condiciones climatológicas extremas hacen que a menudo salten las chispas. Por el contrario, España presume de tener uno de los mejores niveles de calidad de la red eléctrica de todo el mundo. No es ninguna exageración, aunque haya debilidades en algunos puntos del sistema. Quizá ahí esté la razón para no haber acertado la adivinanza ni haberle dado su importancia. La pista, entonces, podría haber sido: solo la verás cuando se apaga.
