Calcetines que desaparecen en extrañas circunstancias en la lavadora y mandos a distancia en el sofá, tostadoras malditas que siempre queman el pan… Cosas extrañas a las que hay que sumar el misterio del frigorífico de la abuela que dispara el recibo de la luz.
Enigmas, embrujos, desapariciones… Los electrodomésticos están llenos de misterios. A veces parecen tener vida propia y otras incluso estar malditos. Auténticos poltergeists que pasan ante los ojos de miles de personas a diario sin que nadie le de importancia. Extraños fenómenos que aparentemente no tienen explicación alguna, pero que detrás de ellos hay mucha ciencia. A todo el mundo le ha pasado alguna vez. La más frecuente de todas estas manifestaciones es el de los calcetines perdidos en la lavadora junto con el de los mandos a distancia que literalmente se esfuman en el aire. Para evitar los primeros están las redecillas y si aun así no funciona se suelen encontrar luego en el pliegue de la goma mientras que para localizar los segundos lo mejor es mirar entre los cojines del sofá. Funcionan mejor que cualquier conjuro. Hay muchos más…
Está el caso de la tostadora que siempre quema las rebanadas de pan. Lo incomprensible no es por qué cae siempre del lado de la mantequilla sino el motivo por el que salen chamuscadas. También el del congelador que forma hielo demasiado rápido reduciendo progresivamente el compartimento destinado a los alimentos; el de los auriculares que siempre se enredan; o el de la cafetera que salpica el café por todas partes. Incomprensibles, pero tampoco tanto. Sin embargo, de entre todos, hay uno que destaca sobre todos los demás: el misterio del frigorífico de la abuela y el recibo de la luz. Y es que ya se sabe… en las películas de terror se puede encontrar ahí dentro de todo, pero lo más inquietante es que es el electrodoméstico que más gasta de toda la casa y pasa desapercibido por completo. Sobre todo, si es antigua.
La razón es muy sencilla. Consume muy poca energía, pero está encendido día y noche. Siempre. Por eso, hay que irse despidiendo de ellas. Nada de tratarlas como a reliquias familiares que se van pasando de generación en generación ni tampoco para guardarlas en el garaje y usarlas como segunda nevera para barbacoas y fiestas como la de Halloween. Eso sí que se puede llegar a convertir en toda una pesadilla. Así, lo mejor que se puede hacer es eliminarlas de la vista. Desenchufarlas y siempre llevarlas a un punto limpio de reciclaje. Hacerlas desaparecer de la vista y de las casas como por arte de magia y así evitar sustos en el recibo de la luz. Una nevera vieja y en mal estado puede llegar a suponer más de 100 euros al año de electricidad. Solo por estar ahí y sin que nadie la utilice.
Increíble, pero cierto y parte del misterioso enigma de las altas facturas de la luz resuelto. ¡Cómo para pensárselo dos veces antes de volver a conectarla! Solo en parte porque todavía se pueden hacer muchas más cosas para minimizar su gasto, aunque sean modernas y eficientes como poner una temperatura adecuada. También hay que tener cuidado porque no es necesario tener el congelador por debajo de -16ºC ni el refrigerador a menos de 8ºC. Tampoco hay que abrirlas y cerrarlas en exceso para ver si hay algo nuevo dentro y no meter cosas calientes porque tendrá que hacer un mayor esfuerzo en mantener constante la temperatura. Importante tenerla un respeto por lo que pueda pasar puesto que es la responsable de la mayor parte del recibo de la luz. Así, caso cerrado para que nunca llegue a convertirse en un expediente X.