Las altas temperaturas han reducido tanto la demanda, que no hay sitio para más ni en España ni tampoco en casi ningún lugar de Europa. Por eso, los barcos que transportan gas se acumulan en la bahía de Cádiz esperando un nuevo destino.
Probablemente no hay lugar en el mundo que se pueda comparar con la bahía de Cádiz. Ni tan siquiera el Triángulo de las Bermudas más allá del Caribe. El lugar donde se esconden los más fascinantes tesoros. En las salinas de Barbate en las que se cobijan flamencos, espátulas, patos y águilas pescadoras; en las bodegas de Jerez y en las de Sanlúcar de Barrameda donde se ocultan los vinos y las botas de roble más famosas del mundo; y también bajo sus aguas. Apreciados atunes rojos perdidos en el gran laberinto de las almadrabas nadando entre más de 340 pecios. Escenario de algunas de las batallas más famosas de la historia y punto de llegada del nuevo mundo. Tanto es así que se dice que de sus suaves olas hay más oro que en las cámaras del Banco de España. Tesoros hundidos y también en la superficie porque…
Decenas de buques que traen el gas por mar están a la espera de entrar en puerto porque no hay espacio ni almacén donde poder guardarlo. Llevan días fondeados en la Bahía de Cádiz a la espera de que les den nuevas instrucciones. A unas 12 millas de la costa tras un largo viaje desde Estados Unidos para traer a Europa el GNL que ya no llega desde Rusia, pero… ¿Qué hacen en ese punto exactamente? Más que nada porque justo en esa zona no hay ninguna estación regasificadora para convertirlo de nuevo a estado gaseoso y poder descargarlo. También para poder inyectarlo en el sistema y llevarlo a todas las casas. La única que hay en toda Andalucía, y la más próxima, está en Huelva. Por tanto, la respuesta está en las especiales características de la zona. Reúne las condiciones idóneas para esperar un nuevo destino.
Tiene apenas 70 metros de profundidad y la estabilidad de sus aguas son perfectas. De ahí zarparán después a otros puertos porque… Por paradojas de la vida, y cosas que pasan, ahora mismo en España no hace falta gas. De hecho, ya no hay sitio donde colocarlo o almacenarlo. Los depósitos y las reservas están llenas hasta la bandera, si se permite la expresión marinera.
Las altas temperaturas para esta época del año han hecho que la demanda sea menor a la esperada y eso hace bajar los precios. Aun así, no hay que confiarse porque se da por descontado que en cuanto empiecen a bajar los termómetros volverá a subir. Sigue estando alto y se esperan nuevos repuntes. Por eso, el Gobierno ha anunciado en estos días que va a destinar 3.000 millones de euros a abaratar las facturas. Eso sí, solo la de aquellas personas, y ahora comunidades de propietarios, que tengan la llamada tarifa TUR o regulada. Es decir, solo 1 de cada 5 consumidores. El resto cuenta con otras modalidades de contratación del mercado libre que son entre el doble y el triple de caras. Lo bueno es que hay solución. Cualquiera puede cambiarse y, además, es sencillo.
