26oC en verano para el aire acondicionado y 21oC en invierno con la calefacción. Ese es el límite de la temperatura en edificios públicos en España al que ahora también se suma Italia.
Abril, aguas mil, sino al principio al medio o al fin. El tiempo sigue revuelto. Lo normal es que abril abrilero, cada día dos aguaceros o que el frío en abril, precisamente, sea helado y sutil. Este último ha fallado, pero, por el contrario, el que sí que se ha cumplido es el de que el fresco de abril siempre es peor que el eneril. Sea como sea hay otro más clásico aún y no es otro que hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo. Eso es lo que está sucediendo en los últimos días. No termina de llegar la primavera. Y es que los refranes vienen casi siempre caídos como agua de mayo para explicar la meteorología. Por eso, quizá haya sorprendido el anuncio de que en Italia se quiera limitar la temperatura de la calefacción y de los aires acondicionados en los edificios públicos.
Así, se pretende reducir el consumo de gas y también fomentar el ahorro energético. Buena iniciativa y más teniendo en cuenta que este país depende en más del 40% del gas de Rusia. Eso ahora es un gran problema y la medida tiene su importancia, aunque tampoco es que se vaya a aplicar de forma inmediata. Por cierto, que aquí en España no debería sorprender tanto porque, como ha recordado Jorge Morales de Labra en Informativos Telecinco, la misma normativa está en vigor desde hace ya algunos años. Sí, en el interior de edificios públicos, pero también en el interior de cines, supermercados, centros comerciales… Todos estos espacios, entre otros, están obligados a mantener la calefacción a un máximo de 21ºC y el aire acondicionado a un mínimo de 26oC. Así, que lo único sorprendente es que muchas personas aún no lo sepan.
Lo que no es normal es tener que ponerse jersey en verano en el cine y camiseta en invierno. A veces no solo hay que mirar por el confort personal sino también por el planeta. Por eso, uno de los problemas fundamentales es no saber regular la temperatura adecuada. En ocasiones se pone la calefacción muy alta para entrar rápidamente en calor, pero tampoco se trata de eso. Hay muchos falsos mitos sobre el tema… Y la solución, en la mayoría de las ocasiones, está en el termostato.
La temperatura de confort en invierno suele estar en 21oC y 26 oC en verano. Por cada grado de más que se ponga en el termostato la factura se incrementará un 7%.
Solo hay que hacer bien las cuentas. Ahora en verano, por ejemplo, si en vez de poner 26oC se ponen 19oC, la diferencia es de 7 grados… y la cuenta es sencilla 7×7=49%… Con solo poner la temperatura adecuada se puede reducir el consumo hasta en la mitad. No es ningún secreto y las matemáticas no fallan. Eso sí, siempre que se vaya vestido de la forma correcta. Así, con este sencillo gesto el ahorro ya sería importante. Entre 5 y 6 euros al mes por cada grado. Eficiencia energética y también económica.