20 céntimos de descuento a todos los combustibles, otros 10 de menor carga fiscal. Menos impuestos. Doble subvención al diésel y aun así sigue siendo más caro que la gasolina.
Sigue la subvención de los 20 céntimos de descuento en el combustible, pero no es solo eso. Tras varios meses desde su aplicación el debate sigue siendo el mismo. Poco a cambiado y es que diversos estudios indican que esta medida beneficia, sobre todo, a las rentas más altas. Más que nada porque son las personas que pueden permitirse llenar el depósito las veces que sea necesario. Sin embargo, la población más vulnerable trata de evitar coger el coche. Es decir, aprovecharse de los descuentos o, incluso, de la gratuidad en algunos transportes públicos. No se pueden permitir ir a la gasolinera con tanta frecuencia. En este sentido es muy significativo otro dato. El consumo ha aumentado, pero solo para unos pocos. La buena noticia es que bajan los precios. Esa es la tendencia en estos momentos, pero no se sabe hasta cuándo se mantendrá. Depende de infinidad de factores.
Así, mientras el diésel ya no llega ni a los 1,90 euros, la gasolina cuesta 20 céntimos menos. Eso sí, siguen siendo más altos que hace un año. Más caro el gasóleo y eso era algo impensable hasta hace poco. Este fue el motivo por el que muchas personas eligieron un coche que usara este tipo de combustible. Precisamente, por el precio y ahora se le ha dado la vuelta a la tortilla. Sorpasso que es la segunda vez que se produce en la historia y ambas ocasiones han tenido lugar este año. Diferencia que podría ser aún mayor. Además, hay que tener en cuenta que aún no se ha homogeneizado la fiscalidad. Es decir, que continúa teniendo 10 céntimos de impuestos porque tiene otra bonificación fiscal. Por tanto, la diferencia de 20 céntimos a favor de la gasolina, en igualdad de condiciones debería ser todavía más grande.
Por diversos factores en estos momentos y forma coyuntural en España hay un déficit de diésel que es lo que está provocando que los precios no caigan al ritmo que lo hacen los de la gasolina. Más caro a pesar de su menor carga fiscal.
No solo se trata de los 20 céntimos. Esta segunda subvención es más bien otra cosa. El origen está en que hasta hace un tiempo se consideraba que el diésel contaminaba algo menos que la gasolina. Y, por lo tanto, dentro de la filosofía que pague más quien emita una mayor cantidad de CO2, la fiscalidad era menor. Concretamente, en lo que se refiere al Impuesto Especial de Hidrocarburos. Luego más tarde un montón de estudios demostraron que esto no era del todo cierto. Por este motivo, desde hace un par de años se viene diciendo que hay que equiparar ambos tipos de combustible. Eso sí, todavía no ha llegado el momento. Se va retrasando y aún goza de ese beneficio fiscal. Exactamente de 10 céntimos/litro que no es poca cosa. Si al final se igualan o no, es algo que depende de los Presupuestos Generales del Estado.
La consecuencia más inmediata es que elevaría más el precio del diésel y la diferencia con la gasolina sería superior. Superaría los 30 céntimos entre ambos de mantenerse la tendencia actual, pero ¿por qué aún con la menor carga fiscal es más caro? La respuesta es muy compleja y tiene que ver con que las gasolineras, evidentemente no venden, el petróleo crudo. Debe ser refinado previamente en diferentes productos y combustibles. Por tanto, son las refinerías las que tienen la clave de la situación. Este tipo de instalaciones no siempre están ajustadas a producir en las misma medida y cantidad en la que los demanda el mercado. Tratan de hacerlo, pero no es sencillo. A veces se producen desequilibrios en el mercado como el que tiene lugar en estos momentos. En España hay un déficit de gasóleo y por eso se ha disparado el precio.
