El acuerdo al límite del precio del gas a 50 euros/MWh traerá estabilidad a las facturas durante los próximos meses. Sin embargo, la eficacia de la excepción ibérica no está garantizada por la falta de competencia en el sector eléctrico.
La técnica del regateo. No forma parte de la cultura española, salvo que se vaya de vacaciones a Marrakech, y eso se nota. Tampoco del resto de Europa donde lo normal es quedarse siempre con el precio que marca la etiqueta. Por eso, ha sorprendido un poco, no demasiado, la decisión de Bruselas en lo que se refiere al límite del gas. Ligeramente superior al inicialmente planteado, pero, de momento, suficiente para abaratar el recibo de la luz. El techo se había puesto en 30 euros/MWh y al final va a quedar algo más alto: entre 40 y 50 euros. Por eso, había que haber empezado la negociación con un nivel más bajo. 20 euros era el más indicado. Ya es tarde y, en cualquier caso, las reglas del regateo también explican que una vez aceptado el trato no vale echarse atrás. Así que lo hecho, hecho está.
Toda la electricidad a más de 200 euros/MWh, aunque solo el 20% tenga que ver con el gas, hacían necesaria la intervención del mercado eléctrico para limitar su efecto en las facturas.
Ni para ti, ni para mí. Eso sí, lo que también puede suceder a veces es que, si una de las partes se siente perjudicada, se pueda incluir algún tipo de contraprestación u obsequio. Y la Comisión Europea lo ha tenido. Más tiempo. Se decía que iban a ser medidas solo hasta el próximo mes de diciembre y ahora van a ser para un año. Buenas noticias, por tanto, y mayor estabilidad para las facturas. Tanto, que como ha explicado Jorge Morales de Labra en Hora 25 de los negocios se trata casi de un seguro. Así, que pase lo que pase con el gas durante los próximos 12 meses, apenas tendrá impacto en los consumidores. Todo porque hay que tener en cuenta que aún no está solucionada o estabilizada la situación de la materia prima a nivel internacional.
Niveles de 90 euros/MWh pueden parecer baratos, acostumbrados a los más de 200 del pasado mes de marzo, pero no lo son tanto. En España es un poco más bajo porque en esta época del año apenas se consume gas y los almacenes están prácticamente llenos. Sin embargo, hay que recordar que el precio habitual es de 15 euros/MWh. Siguen demasiado altos debido a la tensión enorme que la situación de Rusia está causando en los mercados internacionales. De este modo lo que garantiza la excepción ibérica es que se comporten cómo se comporten, al menos durante un año, no va a haber riego de que vuelva a subir la luz. No se volverán a ver precios como los de marzo. Por cierto, el mes más caro de la historia con mucha diferencia. Más estabilidad, pero lo que hay son varias dudas sobre su efectividad.
Tampoco sería la primera vez que tras una medida de este tipo en el mercado empiezan a pasar cosas raras. Comportamientos extraños de difícil justificación. El más habitual es que precios que deberían ser extraordinariamente baratos se disparan… y eso suena muy mal. Hace disparar todas las alarmas. También las sospechas de que las eléctricas tratan de compensar los ingresos. Pues ese riesgo vuelve a estar ahí y deriva de la falta de competencia en el sector eléctrico. Por eso, a partir de ahora hay que vigilar todo lo que pase con el agua. El mecanismo de fijación de precios se ha instrumentado con una doble subasta. La primera va a ser como la actual, pero va a resultar irrelevante porque solo va a afectar al gas. Es decir, al 20% de la energía y el 80% restante se va a determinar en una segunda casación.
Si las centrales eólicas y solares suelen entrar en la subasta a 25 euros por MWh, con el llamado coste de oportunidad, las hidroeléctricas serán ahora las que marquen el precio final.
Eso sí, con un precio mucho menor, pero quienes lo van a marcar ahora son las hidroeléctricas. Por eso, hay que estar muy pendientes de cómo oferten en el mercado. No sería la primera vez que pasan cosas graves. Tanto como que algunas aún están en los tribunales en el ámbito penal por posible manipulación. Tampoco es la excepción que confirme la regla. Hay todo un historial de juegos en el mercado con la sombra de la duda sobre el comportamiento de algunas de las grandes eléctricas. Sin duda, se espera su reacción porque está claro que no les ha gustado nada la medida. De hecho, han sido las principales impulsoras para que la Comisión Europea no las llegara a aprobar. La presión que han ejercido ha tenido consecuencias. La principal es que se ha subido el límite de los 30 euros/MWh hasta 50 y se esperan más movimientos.
