Importante para España que recibe casi la mitad del gas que consume, pero también para Argelia. El 90% de su PIB depende de la venta de energía. Aun así, ¿podría cerrar el grifo del gas?

Las tensiones políticas y diplomáticas no ayudan para nada con la energía. Si con la guerra en Ucrania los precios del gas se han disparado, ahora hay que sumarle una dificultad más. España apenas tiene dependencia de Rusia, pero sí de Argelia. De allí viene casi la mitad del que se consume y la nueva tensión diplomática podría traer algunas complicaciones. La tentación de cerrar el grifo del gas hacia la península Ibérica está ahí, pero es muy arriesgado para ambos países. La importancia es grande aquí, pero allí también. El 90% de su PIB está directamente relaccionado con la energía. Por tanto, eliminar esa exportación no les va a resultar nada sencillo.
Hasta 2021 las importaciones desde Argelia suponían el 50% de todo el gas que se consume en España. Sin embargo, la cifra ya ha bajado al 40% debido al cierre del gaseoducto que atraviesa Marruecos.
Además, hay que tener en cuenta que casi todo el gas que entra desde Argelia es para consumo nacional. Directamente se consume en España y muy poco o casi nada se envía al resto de Europa. De ahí su importancia estratégica, aunque podría ser algo más. Sin embargo, la interconexión con el norte del continente es débil. Lo de los flujos de energía es más complicado de lo que parece. Una vez que el gas está dentro de la tubería es muy difícil saber a dónde viene o va. Por eso, en general, se suele hablar en términos anuales y en ese sentido apenas se exporta hacia Francia. Eso sí, ahora en la actual situación de crisis derivada de la guerra en Ucrania y de las sanciones a Rusia seguramente se empezará a incrementar. Arriesgado, por tanto, que Argelia pueda tener la tentación de restringir la venta de gas.

Pero lo que si puede tenerla es de subir el precio. Eso siempre es una opción. Los países que tienen el monopolio de la producción de un bien tan necesario como es la energía tiene el poder de hacerlo y este tipo de tensiones no ayudan para nada a mantenerlos. Además, solo benefician a unos pocos y no es precisamente a los consumidores. Siempre salen ganando los mismos: las compañías gasistas y petroleras. Los vaivenes políticos son la excusa perfecta para hacerlo. Y es que como ha contado Jorge Morales de Labra en La hora de La1 todo lo relacionado con el precio del gas de Argelia es más complicado de lo que parece. Tiene su miga y una curiosidad. En primer lugar, que los gaseoductos que lo traen llevan funcionando 15 años y han sido financiados por los propios consumidores. Por eso, se entiende aún menos la segunda…

Nadie sabe a qué precio se compra. Absolutamente confidencial y con toda probabilidad uno de los secretos mejor guardados del sector energético. Curioso, ¿verdad? Pues aún hay algo más… Son los propios ministros del Gobierno de España los que se reúnen en Argelia para negociarlo. Nunca aparecerá en el BOE o en ningún otro documento oficial. Muy sorprendente que en esas condiciones nadie sepa el precio al que compra el gas una empresa española que lo trae a través de un gaseoducto pagado entre todos. También es normal que ahora se vean tentados a subirlo, pero ¿desde qué hasta cuál nivel? Las cifras no son públicas, pero se cree que está en los 20 euros/MWh o, incluso, un poco menos, y ahora el gas está cotizando a más de 100 en los mercados internacionales. Es decir, ¡5 veces menos! Y eso es mucha diferencia.
De los secretos mejor guardados del mundo. Asunto de Estado. El precio al que se compra el gas que llega hasta las casas es casi un misterio sin resolver, aunque también tiene su importancia para los bolsillos.
Lo malo es que de ese mejor precio tan solo se beneficia una única compañía. Los consumidores evidentemente no. Ni lo han notado a la hora de poner la calefacción o de cocinar ni se espera que lo hagan. Por eso, si siempre se habla de los beneficios caídos del cielo de las eléctricas hay que saber que las gasistas también los tienen y no son poca cosa.