Ni electricidad a 7 euros/MWh ni tampoco a más de 200. Mucho menos que el incremento se haga de una hora para otra y demuestra que el sistema marginalista ya no funciona.
La electricidad cuesta hoy 163 euros/MWh. A pesar de subir un poco respecto a ayer es el tercer precio diario más bajo desde que comenzó la guerra en Ucrania. Eso de media diaria, porque entre las 3 y las 4 de la tarde costará 3 veces menos. 55 euros y será el momento más barato del día. Mucho más bajo que a las 8 de la mañana o a las 8 de la tarde que, por el contrario, son los momentos más caros. Las renovables explican en parte por qué es más económica en las primeras horas de la tarde. Eso sí, en cuanto desaparece vaya si se nota. Mañana tendrán menos peso en el mix eléctrico y habrá que aumentar la aportación del gas hasta satisfacer la demanda. Algo que hará que la electricidad se encarezca también de media hasta los 236 euros/MWh.
En el mercado eléctrico al ser un sistema marginalista, todas las centrales cobran por la luz el precio de la tecnología más cara que ha entrado en producción para satisfacer la demanda.
Y es que, como ha explicado Jorge Morales de Labra en el Telediario de TVE, en cuanto se saca de la cesta energética el agua y el gas, el precio se desploma. Es lo que está pasando estos días. Por un lado, ha bajado ligeramente la demanda con la proximidad de las vacaciones de Semana Santa y, por el otro, la producción de renovables se ha visto aumentada. Funcionan a todo ritmo durante muchas de las horas del día. Además, ha coincidido una mayor producción solar, ya empieza a hacer mucho sol en España, y también eólica. No suelen coincidir, porque el viento suele soplar más de madrugada, pero cuando lo hacen… ¡los precios se desploman! La razón es que son las tecnologías de generación más baratas. Sencillo y genera grandes diferencias.
Por eso, el precio máximo de hoy es de 270 euros por MWh, y el mínimo de 55 euros. ¡5 veces menos porque en las horas más baratas solo la producción solar y la eólica suponen más del 70% de total. Lo que tiene menos explicación es por qué después de tener 7 horas con la luz gratis o casi de repente a la hora siguiente sube de nuevo a los 270. Así, de golpe y sin que haya ningún tipo de transición que la suavice. La respuesta se encuentra en los propios defectos del sistema marginalista. En cuanto entra un poco de gas, o de su sustituto que es el agua porque oferta al mismo precio, ¡el precio se dispara de nuevo por encima de los 200 euros/MWh! Eso mismo es lo que sucederá mañana cuando de nuevo se ponga en evidencia que el mecanismo no funciona.
Ni tan altos ni bajos. Auténtica locura porque estos precios no tienen ningún sentido. Ni los más bajos a 7 euros/MWh ni tampoco los de más de 280. Así, el sistema de fijación de precios podría haber funcionado razonablemente bien hace décadas cuando fue ideado. Entonces las centrales utilizaban fundamentalmente combustibles fósiles para producir electricidad. Tenían costes de producción muy similares y debían competir entre ellas. Ahora la cosa es bien diferente. Cerca del 80% son renovables o nucleares, y solo el 20% restantes dependen del gas de Argelia o Rusia. Los porcentajes se han invertido y, por eso, ya no tiene ningún sentido. España no solo es rico en energía solar y eólica, sino que además ha hecho un importante esfuerzo en su despliegue.
El sistema marginalista podría haber funcionado bien hace décadas cuando fue ideado y el 80% se producía con combustibles fósiles. Ahora los porcentajes se han invertido y no tiene sentido.
El país de Europa con mayor implantación de renovables y eso debería ser una ventaja, al menos, con los precios. Importante inversión que se amortiza en 10 o 15 años. Por eso, no tiene ningún sentido que sean de 7 euros/MWh ni de 200. Por supuesto, tampoco que dependan de conflictos internacionales que en nada afectan a su producción. En cualquier caso, muchos consideran que lo peor ya ha pasado y que la tendencia es a la baja. Sobre todo, si finalmente Bruselas permite limitar el precio del gas. Por eso, se cree que será muy difícil que vuelvan a ser superiores a los de marzo. Variación en lo que se paga que solo afectará a los 11 millones de hogares que aún mantienen una tarifa regulada. Al resto le seguirán cobrando un precio fijo, pase lo que pase.