No es sencillo, pero el límite al precio del gas (o más bien a nucleares y renovables) bien merece una explicación detallada por la forma en que afecta a los recibos y, por tanto, a los bolsillos. ¿Es lo mismo que la excepción ibérica?
El límite a las nucleares y a las renovables propuesto por la Comisión Europea genera no pocas dudas. Lo que sí está claro es que hay mucho dinero en juego. Tanto para los consumidores como para las eléctricas. De ahí que al principio se dijera que era imposible desligar el precio del gas del de la luz y hayan peleado en su contra desde el principio. Ya se vio con la excepción ibérica, pero ya no les queda más remedio. De ahí es dónde ha salido la famosa compensación. No es poca cosa. Además, importa y mucho porque el resto de los países van a implantar un sistema similar. No será lo mismo, pero casi. Tampoco es sencillo. Normal que todo el mundo tenga un lio tremendo. Por eso, esta es la explicación definitiva del límite al precio del gas y cómo afecta a los recibos.
Así, lo primero que hay que saber, como ha contado Jorge Morales de Labra en El programa de Ana Rosa de Telecinco, es que en el mix eléctrico hay renovables, nucleares y también generación por gas. Por cierto, la tecnología más cara de todas. Y no solo porque el precio dels combustible fósil se haya disparado por completo en el último año como consecuencia de la guerra de Ucrania. Más caro y eso que ya lo era con diferencia. Ahí es donde está el problema porque con el sistema marginalista el precio más elevado es el que fija el de todas las demás tecnologías. Hasta la invasión de Rusia lo normal es que costara unos 50 euros/MWh, aunque los costes del resto fueran menores. Por ejemplo, la hidroeléctrica es rentable por debajo de 20. Casi gratis, pero a todas se las pagaba lo mismo. Exactamente igual.
En el mercado eléctrico al ser un sistema marginalista, todas las centrales cobran por la luz el precio de la tecnología más cara que ha entrado en producción para satisfacer la demanda.
En el último año la cosa ha ido cambiando bastante. Según iban avanzando los meses y las páginas del calendario, el precio ha ido subiendo progresivamente. Cuando llegó a 100 euros por MWh evidentemente todas las centrales cobraban 100. Exactamente lo mismo con independencia de sus costes reales de producción. Idéntico resultado al subir hasta los 125, 150, … y así sucesivamente hasta los más de 200 euros/MWh que ha llegado a costar. Todas reciben la misma retribución, aunque a dos de las tecnologías no les afecta el precio del gas para nada. Eso sí, también es cierto que a las de ciclo combinado se les han incrementado mucho los costes. 5 veces superiores a los del año pasado. Sin embargo, el resto están multiplicado sus beneficios un 400%. Es decir, que si ya ganaban bien a 50 euros… ¡a 200 mucho más!
En definitiva, una situación que no se podía consentir. Por eso se puso en marcha la llamada excepción ibérica. Fundamentalmente porque el precio del gas iba a seguir subiendo como así ha sido. Hasta los 400 euros/MWh y solo en el último mes y medio. No ha sido hace tanto. Esta cifra es del pasado verano. Lo que sucede es que ya no afecta tanto. Así, con el nuevo mecanismo se limita el precio de las centrales de gas a 200 para que al trasladarse a las demás tecnologías todas cobren ese mismo importe. Por cierto, una retribución muy buena porque el año pasado ya ganaban bastante a 50 euros. Sin embargo, los costes reales de producción de las de ciclo combinado siguen siendo muy superiores y hay que indemnizarlas. Eso sí, solo a las que lo usan para generar electricidad. Esos 200 euros de diferencia es la llamada compensación.
La compensación al gas aparece en la factura como “mecanismo de ajuste RD10/2022” y bajo este epígrafe las compañías imputan una cantidad adicional al precio fijo o variable que los consumidores tienen contratado.
El nuevo concepto que ha aparecido en muchas facturas de la luz últimamente. Un término adicional que no es fijo y que depende del precio del gas en el mercado mayorista. Según vaya subiendo la indemnización a pagar a las eléctricas es cada vez mayor, pero cuando baje tendrá el efecto contrario. Esto es lo que esta sucediendo en el mercado español. En Francia y en otros países de Europa la cosa es diferente porque no hay tope del gas. Al menos hasta que entre en funcionamiento la nueva propuesta de la Comisión Europea. Allí todas las centrales siguen cobrando igual y eso tiene otra consecuencia. Como el precio es 400 para todas las tecnologías se intensifican los intercambios de energía. Es decir que, por la diferencia de precio entre ambos países, al final en España se quema más gas para producir electricidad.
Y de este modo aumenta también el importe de la compensación. Si en Francia se pusiera en marcha un sistema similar limitando el precio a 200 euros/MWh, la historia cambiaría. España reduciría la generación eléctrica con gas y aumentaría la de Francia. Entonces, el resultado estaría claro. Automáticamente bajaría el recibo de la luz de los españoles porque el importe de la compensación también se reduciría. Por tanto, es fundamental que cuando en el resto del continente pongan en marcha el mecanismo debe ser compatible con la excepción ibérica. Sobre todo, para evitar o reducir al máximo este tipo de intercambios entre los países.
