Más de 20 millones de consumidores están acogidos a una tarifa a precio fijo y menos de la mitad a una variable que no son ninguna tontería. De hecho, durante la última década han sido la opción más económica.
Complejo el lenguaje que se utiliza en el sector energético. Tanto que parece hecho a propósito para que nadie entienda nada de nada. No solo el recibo de la luz, que no hay por dónde cogerlo sino también para que nadie sepa la tarifa que tiene contratada. Pocos lo saben y deberían, pero es que además da la sensación de que los nombres están puestos para confundir. Mientras el mercado regulado fluctúa, el libre es el que se mantiene estable. La lógica dice que los nombres están cambiados. Por eso, es mejor, hablar siempre de contratos a precio fijo y variables. Por cierto, esos mismos que un directivo de una compañía eléctrica ha calificado como tontería. Bueno, en realidad ha llamado tontos a los más de 10 millones de usuarios que las utilizan. De eso nada, han sido la mejor opción en 7 de los últimos 8 años.
“El 80% de los españoles no pagan el precio del pool y están pagando menos que el año 2018… Solo los tontos que siguen con la tarifa regulada marcada por el Gobierno pagan ese precio…”. Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola.
Sea como sea, al final lo que se tiene es un precio de la luz que fluctúa o que no lo hace. Por eso. si lo que hace es ir cambiando hora a hora y de un día para otro al ritmo que marca el mercado es que, en realidad, funciona como las hipotecas. Eso sí, solo a las que están asociadas al Euribor o a otro indicador. Más que nada porque también las hay fijas… Esto es lo que ha pasado en los últimos meses con la electricidad. La volatilidad del mercado se ha visto acentuada con todo el lío de las materias primas, Rusia y demás. No ha quedado otro remedio que intervenirlo de alguna forma. La que ha encontrado el Gobierno es poner un limite al gas en la generación. A partir de entonces, cuando finalmente se apruebe, lo que se verá será un desplome del precio.
Esto es lo que significa tener un precio variable. Luego hay otros contratos, los que no cambian casi nunca. Dan mayor estabilidad, pero eso tiene un precio. Aquellas en las que normalmente un comercial muy simpático vende una tarifa que asegura es más barata. En la mayoría de los casos no es del todo cierto. De hecho, en 7 de los últimos 8 años las primeras han sido bastante más económicas para los consumidores. Por eso, como ha recomendado Jorge Morales de Labra en En boca de todos de Cuatro TV, lo que hay que hacer siempre es compararlas En determinados momentos se pueden cambiar los papeles y que una sea mejor opción que la otra. Puntuales, eso sí. Por eso es importante que además a la hora de realizar la comparación no solo se tengan en cuenta los precios que se van a tener ahora…
También los que se van a tener próximamente. Más que nada, porque al contrario de los que la tienen variable, los del precio fijo van a recibir en unas semanas una carta de su comercializadora avisando de un cambio en la tarifa. Subirá aproximadamente un 10%. Así que tampoco eran tan estables como parecía. Seguro que va a pasar porque las eléctricas ya lo han advertido.
Mientras las tarifas variables tienden a bajar, y más que lo harán próximamente con la implantación de la excepción ibérica, las fijas subirán. Por eso, hay que estar muy atentos a los niveles de precio que ofrecen las segundas.
Y luego están los usuarios del bono social. Por eso, las tarifas variables, digan lo que digan no son ninguna tontería… La que utilizan todas aquellas personas que tienen dificultades para pagar los recibos de la luz. También los de la calefacción. En total, más de un millón de personas y eso no es ninguna broma: pensiones mínimas, rentas bajas, en situación de dependencia, … y también, familias numerosas. Todos tienen la protección del Gobierno para poder hacer frente a sus recibos energéticos. Eso sí, siempre para recibirla deben estar acogidos a la denominada tarifa oficial o PVPC y de tontos no tienen nada. Por cierto, es una tarifa variable.